Los ensayos, los "intentos" de expresar las ideas de uno con respecto a algo, aunque parezca mentira, son los textos más sencillos de escribir. ¿Por qué? Porque, junto con la poesía, son la labor más egoísta de un escritor. Uno puede producirlos sin demasiadas preocupaciones, y esperar a que otras personas las lean sin importar en absoluto lo que suceda después con ello. La etiqueta mágica que puede catalogar a cualquier texto como "ensayo" funciona la mayor parte de las veces, para convertir en algo noble, trascendente o importante un texto cualquiera. Ahora, la pesadilla llega cuando uno mismo se pone a leer sus ensayos y se da cuenta de que más que intentos de expresión de ideas son arranques de sentimientos... muy válidos, de cualquier forma... pero que no están hechos,  como se supone que deben estar los ensayos, para darse a conocer.

     No soy ensayista por naturaleza, lo confieso, aunque, algunos de mis ensayos han aparecido en revistas y periódicos de México.  Los que  aquí les iré presentando,  sinceramente, son los menos publicables. Por muy personales, o tal vez por malos. De cualquier forma, léanlos, y déjenme saber qué opinan.

Ensayos

Un día se me ocurrió ponerme a redactar el manual perfecto para escritores. No lo logré, pero el producto de esa idea me ha sido útil en algunos talleres literarios y clases de redacción que he tenido oportunidad de impartir.

 
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