Hay cierto rayo de luz
    en los atardeceres de invierno
    que agobia, como el peso
    de las campanadas de una catedral.

    Nos hace una herida divina,
    pero no encontramos cicatriz
    sino una diferencia interna
    donde se encuentra el significado.

    Nadie puede enseñarle nada
    es la señal, desesperación
    una tristeza superior
    que nos envían desde el aire.

    Cuando llega, el paisaje escucha,
    y las sombras contienen el aliento;
    cuando se va, es como la distancia
    vista desde la muerte.
 

                                         Emily Dickinson

Ilustración: Ice cave, de Julia Lacquenent

 
 
 

          De este poema de Emily Dickinson extraje el título provisional para este proyecto de novela. Me gustó esa línea de la enérgica y significativa última estrofa... aunque es todo el poema el que le sienta a la perfección a la historia, pues se trata de una herida sin cicatriz, un cambio interno, una vida puesta patas arriba por la llegada de un “rayo de luz” (en este caso conocimiento).

          El paisaje escucha... y las sombras contienen el aliento... es un retrato perfecto de lo que siente el protagonista cuando le envían desde el aire cierta tristeza superior. En fin, he aquí la versión (aún sin corregir) de los primeros cinco capítulos. Ya saben, sus comentarios y recomendaciones se agradecerían muchísimo. ¡Escríbanme!
 
 
 

El paisaje escucha

1. El leñador y su familia

2. Dos hermanos

3. Extraña enfermedad

4. Un secreto revelado

5. Un secreto compartido
 

Notas para El paisaje escucha


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